La historia de la Isla Mauricio está íntimamente vinculada con la de la caña de azúcar. Al pasar del tiempo, ésta  se ha convertido  en un pilar de la economía mauriciana.

Distinguimos cuatro periodos en la historia de la caña de azúcar en la Isla Mauricio : el holandés, el francés, el inglés y  por último el del siglo XX.

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Fue introducida en 1650 por los holandeses que ocupaban en ese entonces la isla. El nombre de la isla es una herencia de aquella época, en homenaje al príncipe Maurice de Nassau.

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Antes de renunciar a mantener su posición en este pequeño territorio, los holandeses lograron producir azúcar bruto y ron.

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En 1715, los franceses se apoderaron de la isla y la llamaron “Isla de Francia”. En 1735, el gobernador Mahé de Labourdonnais decidió desarrollar la caña de azúcar. Nuevos especímenes fueron introducidos hacia 1744 para alcanzar su cultivo a una mayor escala. La explotación de la caña de azúcar se volvió desde entonces una base esencial de la riqueza producida en la isla.

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En 1810, Gran Bretaña se apoderó de la isla y la llamó “Isla Mauricio” poco después. Por su posición estratégica, en el centro de un tráfico marítimo muy importante entre Europa y la India, la Isla Mauricio fue entonces apodada “la llave del mar de las Indias”. Una nueva era se abrió con la extraordinaria expansión de una verdadera industria azucarera con una exportación que era en ese entonces dirigida hacia Inglaterra.

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Al principio del siglo XX, la Isla Mauricio conoció un verdadero “boom azucarero” contribuyendo considerablemente al desarrollo económico de la isla. Después de la independencia en 1968, la industria azucarera ha participado activamente en la creación de los sectores turístico, textil y financiero.

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La caña de azúcar ocupa la mayoría de los  espacios cultivables modelando de esta manera el paisaje de la isla.